http://www.dossiergeopolitico.com/2012/06/argentina-no-al-comando-sur.html
Por Francisco Olaso
Prisma Internacional
BUENOS AIRES (apro).- El gobierno argentino abortó la instalación de
una base militar del Comando Sur de Estados Unidos en la provincia de
Chaco.
La Cancillería y el Ministerio de Defensa cancelaron el
acuerdo que el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, había sellado con
representantes diplomáticos y militares estadunidenses. El
proyecto había sido presentado públicamente como un centro de ayuda
humanitaria para hacer frente a catástrofes naturales o epidemias. El
sitio elegido para su emplazamiento fue el aeropuerto de Resistencia,
capital de la provincia. En su predio se construyeron dos edificios,
financiados por el Comando Sur, que depende del Ministerio de Defensa de
Estados Unidos.
La inauguración estaba prevista para fines de mayo. Pero
encontró el rechazo abierto de la población chaqueña, que suponía la
instalación de una base militar encubierta, con el objetivo primordial
de controlar recursos naturales estratégicos. La misma idea parece haber guiado la acción discreta y firme del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Jorge Capitanich es un aliado de la presidenta. Su disposición para
complacer los intereses estratégicos de Estados Unidos acabó
colisionando, sin embargo, con las posiciones de Argentina dentro del
Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac),
bloques regionales que excluyen a Estados Unidos.
Reprendido por el gobierno central, Capitanich tuvo que dar un giro de 180 grados.
El pasado 22 de mayo, aclaró que las instalaciones en el aeropuerto de
Resistencia servirán de sede permanente a la Defensa Civil. Ese mismo
día envió a la Legislatura un proyecto para modificar la Ley de Defensa
Civil de la provincia. En él se prohíbe expresamente la injerencia de
cualquier Estado extranjero en caso de emergencias y catástrofes.
“Esto obedece sin dudas a una directiva dada desde el gobierno
central”, dice a Apro Elsa Bruzzone, asesora del Ministerio de Defensa
de Argentina. “Fue un tirón de orejas a un funcionario que se ha
excedido en sus atribuciones, ya que ningún gobernador puede firmar un
convenio con el Comando Sur, cualquiera sea la índole del mismo.”
Bruzzone explica que, además, “pendía sobre Capitanich un pedido de
juicio político por parte de la Legislatura provincial”, que la reacción
de todas las organizaciones sociales, culturales y políticas en la
provincia fue enorme, y “hubo también mucha repercusión en los países de
la Unasur y en el resto de los pueblos hermanos del Continente”, dijo.
Curiosamente, los grandes medios nacionales casi no cubrieron el
tema. Clarín y La Nación –los principales diarios del país– no pierden
oportunidad de criticar aspectos de la gestión de este gobernador
“kirchnerista”. Han explotado las desventuras de Capitanich con su
exmujer, la exministra de Salud provincial, Sandra Mendoza. La disputa
conyugal tuvo por escenario varias veces el espacio de la gestión
pública. En el caso del “centro de ayuda humanitaria”, sin embargo, los
grandes medios guardaron silencio.
El diario Tiempo Argentino consultó sobre la decisión del gobierno a
Gabriel Fuks, titular de Cascos Blancos de la Cancillería, según una
nota que publicó el pasado 27 de mayo. “El principio consiste en evitar,
bajo el paraguas de las urgencias humanitarias, la injerencia de
potencias militares extranjeras”, sostuvo Fuks. “Con la imagen
humanitaria muchas veces se enmascaran políticas de intervención”, dijo.
“No es algo nuevo. Se suele usar lo humanitario, como Caballo de Troya,
para establecer otra relación.”
Previamente, el gobierno nacional había vetado el ingreso del equipo
tecnológico, las computadoras, los radares y el sistema operativo para
el funcionamiento de la base en Chaco. Hoy se discute la devolución de los 3 millones de dólares que el Comando Sur donó para las instalaciones.
Agua
“En los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI, Estados
Unidos incrementó las presiones sobre los gobiernos argentinos para que
permitieran la instalación de una base descubierta en la provincia
argentina de Misiones”, dice Elsa Bruzzone. “El lugar elegido era San
Ignacio, que es uno de los puntos más importantes de carga y descarga
del Acuífero Guaraní. Ésta es la cuarta reserva de agua subterránea del
mundo, que comparten Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”.
Licenciada en historia, miembro del prestigioso Centro de Militares
por la Democracia (Cemida), Bruzzone es autora del libro Las guerras del
agua (200.
“Entonces los estadunidenses agitaban el fantasma de la presencia de
células terroristas en la zona de la Triple Frontera –prosigue–, cuando
todos los informes elaborados por el Departamento de Estado de Estados
Unidos sobre el terrorismo en el mundo lo desmienten cada año”.
Explica: “Como no lograron ese objetivo, reflotaron un convenio
firmado en 2006 entre ambos gobiernos, para intentar entrar por la
puerta de servicio.”
El convenio bilateral se llama “Programa de Fortalecimiento del
Sistema Provincial de Emergencias”. Fue impulsado por el Comando Sur y
la embajada estadunidense y aprobado por el Ministerio del Interior,
“como un aporte a los programas sociales del gobierno”.
La estratégica ubicación de Chaco, y la receptividad de su
gobernador, dieron alas al proyecto del Comando Sur. Ya en 2007, siendo
candidato a la gobernación, Capitanich se reunió con el embajador de
Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, y le expresó que él “no compartía el
sentímiento antinorteamericano de la población argentina”, según
revelaron en 2011 cables de Wikileaks.
En marzo de 2008, se llevó adelante en Resistencia una jornada de
capacitación para el personal de Defensa Civil de la provincia. Fue
impartida por consultores designados por la embajada de Estados Unidos.
Se tocaron temas relacionados con la organización y el funcionamiento de
un centro de emergencias.
El embajador Wayne visitó la provincia el 13 de agosto de 2008, para
presidir junto al gobernador “la ceremonia de cierre de un programa
civil de capacitación para la prevención, mitigación y superación de
desastres naturales”, según informó la página web de la embajada
estadunidense en Argentina.
“Defiendo una alianza estratégica (con Estados Unidos) y estoy
dispuesto a luchar por esa idea”, le dijo Capitanich a una delegación de
legisladores estadunidenses que visitó Chaco en septiembre de 2010,
según refleja Chacoonline, portal del gobierno de la provincia.
En diciembre de 2011, el gobernador recibió al coronel Edwin
Passmore, máximo representante del Comando Sur en Argentina. Los
antecedentes de Passmore no reflejan viículo alguno con la ayuda
humanitaria. Participó en la invasión a Afganistán, fue asesor de
inteligencia en Irak y terminó expulsado de Venezuela en 2008 por
actividades de espionaje.
Passmore era, además, el encargado de recibir, en el aeropuerto de
Buenos Aires, el avión militar estadunidense que “intentó ingresar un
cargamento no declarado de armas de guerra, equipos de comunicación
encriptada, programas informáticos y drogas narcóticas y
estupefacientes”, según informó el diario Página 12 el 13 de febrero
pasado. El material supuestamente se usaría en una jornada de
capacitación a la Policía Federal. Fue retenido durante meses por el
gobierno argentino, lo que generó un incidente diplomático.
La donación del “centro de ayuda humanitaria” despertó grandes
sospechas entre la población de la provincia. El Comando Sur no es
precisamente una organización solidaria sin fines de lucro. Como unidad
militar, dependiente del Ministerio de Defensa estadunidense, enfoca su
acción en el continente latinoamericano, con excepción de México. Por
otra parte, existen numerosas organizaciones civiles, argentinas e
internacionales, que se orientan hacia la acción social y humanitaria, y
que en caso de necesidad podrían cooperar en en este tipo de tareas.
Resistencia
El pasado 2 de abril, día en que se conmemoraron 30 años de la guerra
de Malvinas, y el 25 de mayo último, día en que Argentina festeja su
primer gobierno patrio, Resistencia fue escenario de dos marchas
multitudinarias. Los manifestantes transitaron los 10 kilómetros que
separan la Casa de Gobierno del Aeropuerto. Cantaban consignas de
rechazo al acuerdo del gobierno provincial con el Comando Sur de Estados
Unidos.
“No se trataba de una base militar, aunque los fondos para la
construcción salieron del fondo de asistencia humanitaria del Comando
Sur”, dijo el 27 de mayo Alfredo Forti, secretario de Relaciones
Internacionales del Ministerio de Defensa, al periódico Tiempo
Argentino. “Aunque el convenio no preveía presencia militar, podría
haber dejado una puerta abierta para un tipo de capacitación”, señaló.
Elsa Bruzzone se basa justamente en este punto para afirmar que la de
Chaco iba a ser una base militar encubierta. “Las bases descubiertas
operan a la luz del día –dice–. Las encubiertas se esconden detrás de
estos centros de ayuda humanitaria o en instalaciones cercanas a algún
aeropuerto”, explica. “Edifican una construcción que más o menos parece
civil, pero que la pueden transformar en militar cuando se le requiera,
porque tienen una pista que permite el aterrizaje de aviones de gran
porte.”
Según estudios del Cemida, en el aeropuerto de Resistencia pueden
aterrizar aviones militares con cargas pesadas, como los C-130 Hércules,
C-17 Globemaster III y C-5 Galaxy.
“Dentro de los nuevos conceptos ‘flexibles’ del Pentágono
sobre bases militares, hay un borde difuso en las actividades militares y
civiles, lo que maximiza la confusión de la opinión pública”, escribió
el politólogo Carlos Pereyra Mele, profesor de la Universidad de la
Patagonia, en un texto difundido el 27 de marzo por Argenpress.
En el caso de estas bases se presenta un “componente humanitario
visible al público, estructurado sobre actividades que la sociedad
visualiza como ‘justas’ y en su beneficio, de modo tal que pueda
justificarse una interacción bilateral”, según explican Bruzzone y José
Luis García en su artículo El Comando Sur en el Chaco, publicado el 28
de marzo también por Argenpress.
“Pero hay, además, un componente no visible que se encuadra en los
objetivos estratégicos afines a los intereses de Estados Unidos y muchas
veces contrapuestos a los del país asistido, conducidos por un comando
militar”, agrega.
Es posible que al principio la base militar encubierta opere sin
personal militar. Pero una estructura de este tipo puede transformarse
rápidamente en una instalación castrense formidable y muy difícil de
eliminar.
Cuando ha sido alcanzada cierta aceptación social y un nivel de
organización aceptable –según explica el citado artículo de Bruzzone y
García–, la base puede convertirse en un Centro de Seguridad Cooperativa
(CSL), que coordina la lucha contra las drogas, con poca o nula
presencia permanente de los estadounidenses; pero ante una supuesta
“amenaza”, por parte de un “enemigo común”, el centro puede pasar a ser
Base de Operaciones Principales (MOB), con fuerzas operativas
permanentes; o bien Base de Operaciones de Avanzada (FOB), que además
incluye fuerzas para operaciones especiales.
Estados Unidos suele aprovechar estas bases para realizar operaciones
militares encubiertas. Se vigilan y espían los sistemas de armas y
fuerzas militares del país anfitrión, y sus vecinos. Se realizan
acciones de infiltración, relevamiento, influencia y control sobre las
fuerzas armadas y la población civil. Adicionalmente se monitorea y
controla satelitalmente toda la región.
–¿Qué reacciones ha habido frente al tema dentro del ejército argentino? –se le pregunta a la asesora del Ministerio de Defensa.
–El ejército argentino ya no es el de la dictadura; no está formado
en la hipótesis del enemigo interno. Hace unos años la fuerza elaboró el
proyecto Ejército Argentino en el horizonte 2025, que en parte fue
tomado por el ministerio de Defensa.
“Argentina tiene como hipótesis de conflicto susceptibles de
transformarse en hipótesis de guerra la defensa de sus recursos
naturales.” dice Bruzzone. Pone como ejemplos el Acuífero Guaraní, los
minerales e hidrocarburos. “Lo que ha quedado perfectamente explicitado
es que la agresión va a venir de un enemigo extraregional,
extracontinental, que esta fuera de la Unasur y la Celac”, sostiene. “No
se les nombra, pero sabemos ciertamente que se están refiriendo a
Estados Unidos y a la OTAN.”
Emergentes
El liderazgo de Brasil en el subcontinente preocupa a Estados Unidos.
La frustrada base en Chaco hubiera contribuido al cerrojo que ya sufre
el gigante sudamericano. El país está rodeado por más de 20 bases de
Estados Unidos, instaladas con el pretexto de la lucha contra el
narcotráfico.
Una vez más, para Bruzzone lo que está en juego es el control de
recursos naturales estratégicos. “La Amazonia, que es el mayor pulmón
del planeta, tiene el 25% de las reservas mundiales de agua dulce, la
mayor fuente de biodiversidad, y no olvidemos que el 80% de los
medicamentos que se producen en el mundo están elaborados en base a
plantas de los bosques y las selvas”, sostiene
Entre los minerales estratégicos cita el neobio, el titanio o el
tugsteno, que se utiliza en la tecnología aeroespacial y en la industria
militar. Hay también grandes riquezas hidrocarburíferas. “Estados
Unidos ha utilizado la Iniciativa Regional Andina y el Plan Colombia
para sembrar de bases toda la frontera amazónica”, dice la asesora.
La base inaugurada el 5 de abril de 2012 en Concón, Chile, es un
centro de entrenamiento para las fuerzas de paz de la ONU. Fue
construida con 500 mil dólares aportados por el Comando Sur. Apunta,
según la analista, a la estrategia de control y militarización del
Océano Pacífico que desarrolla Estados Unidos.
La estrategia incluye a México, Colombia, Perú, Chile, y también a
Corea del Sur y los Tigres asiáticos. “El objetivo final es cercar a
China, país que ellos perciben como el gran oponente en este siglo XXI,
el enemigo que tiene visos de ser la gran potencia hegemónica”, dice
Elsa Bruzzone. “Se toma posición enmascarada en el paraguas de la ONU
–advierte –. Detrás de las misiones de Naciones Unidas desembarcan los
soldados de la OTAN, los marines estadounidenses, no precisamente para
preservar la paz sino para hacer pie y quedarse.”
http://www.proceso.com.mx/?p=309423