Aviso de Prensa
Contacto: Karen Spring, 9507-3835 (en Honduras)
Annie Bird, 202-680-3002 (en Washington, D.C.)
El 22 y 23 de Mayo una delegación de activistas de derechos humanos de Estados Unidos organizada por Rights Action y Alliance for Global Justice visitó la comunidad de Ahuás en la región de la Moskitia en Honduras. La delegación presenció una atmósfera de terror siendo generada en medio de la pobreza extrema de la zona donde la población indígena ahora está perdiendo el control de los recursos naturales que son clave para el desarrollo de su economía.
El grupo investigó sobre la masacre del 11 de Mayo del 2012 de pobladores indígenas miskitos en un tiroteo por parte de helicópteros titulados al Departamento de Estado de los Estados Unidos que el gobierno estadounidense confirma transportaba agentes de la DEA y contratistas de seguridad. El bote y sus pasajeros casi habían completo un viaje de ocho horas hacia Ahuás desde el pueblo de Barra Patuca. Cuatro fueron asesinados, incluyendo dos mujeres embarazadas, un joven de 14 años y un hombre de 21 años, así mismo cuatro o más fueron heridos gravemente.
Luego de la masacre al menos un helicóptero aterrizó y por lo menos diez hombres angloparlantes altos de piel clara y poca habilidad para hablar español, vistiendo uniformes militares salieron de los helicópteros para recoger cocaína de un bote cerca del sitio de la masacre. Apuntaron sus armas, amenazaron con matar y esposaron residentes de la aldea quienes llegaron a asistir a los heridos. Las víctimas permanecieron en las márgenes del río y en el bote dañado hasta que los helicópteros se retiraron. De esta manera las fuerzas de seguridad retrasaron la asistencia médica de emergencia por dos o tres horas.
Ni las autoridades de Estados Unidos ni de Honduras han
entrevistado a los testigos oculares o recolectado evidencia en la escena del
crimen, indicando que no se ha llevado a cabo una investigación seria luego de
la masacre. Aún sin conducir una investigación formal los oficiales de Estados
Unidos y Honduras han acusado a las víctimas, a la población en general y a las
autoridades locales de participar en el tráfico de drogas.
Desde la masacre Ahuás ha sido ocupada por varias docenas de
tropas hondureñas, y se reporta que la presencia militar estadounidense en las
cercanías de Ahuás está aumentando. Las autoridades del gobierno de Estados
Unidos reconocen que se están utilizando tácticas de contrainsurgencia a medida
que identifican a las comunidades indígenas como narcotraficantes. Las
comunidades indígenas en Centroamérica una vez se convierten en el enfoque de
acciones contrainsurgentes de los Estados Unidos.Muchas personas con las que el grupo habló indicaron que la militarización y violencia creada a raíz de la guerra contra las droga s de los Estados Unidos está enfocada en lugar donde se encuentran valiosos recursos naturales, se sabe que Ahuás tiene importantes depósitos de petróleo y compañía tejana Texas Oil and Gas Company, una empresa conjunta con concesiones en la Moskitia, estima que hay de seis a ocho millones de barriles en reservas de petróleo en la Moskitia.
La delegación exige una investigación formal y fidedigna incluyendo una audiencia del Congreso que identifique la responsabilidad criminal en la masacre, el retiro de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos de Honduras, y la suspensión de la asistencia militar de Estados Unidos en Centroamérica.
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Hallazgos Iniciales:
Delegación de Observadores de Derechos Humanos encuentra preocupantes
evidencias de participación de los Estados Unidos en asesinato de pobladores
Miskitos en Ahuás
Una delegación de
académicos, activistas de derechos humanos y derechos laborales, ciudadanos de
Estados Unidos y Canadá, varios con amplio conocimiento sobre Honduras,
organizados por las organizaciones de derechos humanos de Estados Unidos y
Canadá Rights Action y Alliance for Global Justice, visitaron la comunidad de
Ahuás en el departamento de Gracias a Dios en la región conocida como la
Moskitia al este de Honduras del 22 al 23 de Mayo del 2012.
El 11 de Mayo del
2012, cuatro helicópteros llevaron a cabo una aparente interdicción de drogas
cerca de la aldea de Ahuás. Al menos uno de los helicópteros abrieron fuego
contra un bote de pasajeros matando a dos mujeres embarazadas, un joven de 14
años y a un hombre de 21 años, e hirieron gravemente por lo menos a otros
cuatro. El objetivo de la visita fue investigar sobre esta tragedia.
De acuerdo a los
reportes de la prensa, el Departamento de Estado de Estados Unidos reconoce que
los helicópteros participantes fueron titulados al Departamento de Estado pero
que fueron piloteados por militares guatemaltecos y contratistas. La DEA
confirma que un Equipo de Apoyo Consultivo Enviado al Extranjero de la DEA
(FAST, por sus siglas en inglés) participó en la operación apoyando a un Equipo
de Respuesta Táctica de la Policía Nacional, mientras que el Comando Sur alega
que ningún personal del ejército de los Estados Unidos o contratistas
participaron en la acción.
Nuestra delegación
entrevistó a los representantes de la comunidad local, sobrevivientes heridos,
familiares y testigos en la escena así como a un oficial del ejército de
Honduras.
Basándonos en nuestra
investigación, fuimos capaces de confirmar que:
1.
Luego de la masacre los helicópteros aterrizaron
para incautar drogas de un bote cerca del sitio de la masacre. Todos los que
salieron de cada helicóptero fueron identificados como hombres angloparlantes,
altos, de piel clara con poca habilidad en español, vistiendo uniformes
militares, que parecían ser personal militar de los Estados Unidos. Éstos
llevaron a cabo todas las acciones en tierra, aparentemente teniendo un rol
mucho mayor que de apoyo en la operación.
2.
Estas fuerzas de seguridad identificadas como
Estadounidenses apuntaron sus armas, amenazaron con asesinar y esposaron a
residentes locales que intentaban asistir a los heridos en la masacre durante
aproximadamente 2 o 3 horas, mientras el personal militar recuperaba las drogas,
forzando a punta de arma a un familiar de una de las víctimas para transportar
las drogas de un bote hasta los helicópteros. De esta manera las fuerzas de
seguridad impidieron la atención médica de emergencia a las víctimas que
permanecían en el margen del río y en el agua hasta que los helicópteros se
retiraron. Una víctima herida sangraba mientras se aferraba a las plantas del río
por más o menos tres horas antes de ser asistida.
3.
Todos los testigos declararon de forma
independiente que los disparos provenían de arriba desde un helicóptero.
4.
Ni el gobierno de Estados Unidos ni el de Honduras
han entrevistado a los testigos oculares o recopilado evidencia en la escena
del crimen lo que indica que no se están conduciendo investigaciones serias
sobre la masacre que fue llevada a cabo por uno de los helicópteros propiedad
de Estados Unidos con la participación de Fuerzas de Seguridad de Estados
Unidos.
5.
Desde la masacre, Ahuas ha sido ocupada por
varias docenas de tropas hondureñas que patrullan las calles de tierra y
declaran que permanecerán allí mientras sea necesario. Hemos recibido reporte
de que la presencia militar de Estados Unidos en la comunidad cercana de Ahuas
incrementa, un centro de operaciones militares ha sido establecido en la
comunidad cercana de Brus Laguna así como una base militar estadounidense
militar en Caratasca, aproximadamente a una hora en bote desde Ahuas.
Nuesta visita a la
región de la Moskitia en Gracias a Dios ha levantado un gran número de
preocupaciones.
1.
Estamos extremadamente preocupados por la falta
de una investigación fidedigna. El gobierno de los Estados Unidos niega
categóricamente la posibilidad de que sus fuerzas de seguridad estuvieron
involucradas en los asesinatos, o que los Estados Unidos comparten la
responsabilidad. En su lugar, el Departamento de Estado alega que está
“cooperando” con las investigaciones hondureñas y envía todas las investigaciones
a los oficiales del gobierno de Honduras; a pesar del hecho de que la Fiscalía
General de la República, la Policía Nacional y el ejército son reconocidos
ampliamente como corruptos.
2.
Estamos profundamente preocupados por la
militarización que observamos. El ejército de los Estados Unidos y las fuerzas
de seguridad civil en Honduras están aplicando tácticas de contrainsurgencia
para combatir el tráfico de drogas y militarizando las regiones donde hay
valiosos recursos naturales. Por lo tanto, hoy estamos presenciando el
resurgimiento de los escuadrones de la muerte y la re-militarización de
Centroamérica tal y como sucedió en los `80s. Estamos alarmados por los
reportes de prensa sobre la reciente transferencia de tácticas de
contrainsurgencia y personal de Iraq y Afganistán a Centroamérica. Mediante la
caracterización de la población general y las autoridades locales como
traficantes de drogas, las comunidades indígenas se han convertido en el
enfoque de las acciones contrainsurgencia.
3.
Muchas personas con las que hablaron, incluyendo
representantes de varias organizaciones indígenas, están profundamente
preocupadas porque la militarización y violencia generada por la “guerra contra
las drogas” crea un impacto negativo en sus comunidades y porque se enfoca en
lugares donde hay recursos naturales importantes, ríos con potencial
hidroeléctrico, petróleo y bosques. La compañía tejana Texas Oil and Gas
Company, una empresa conjunta con concesiones en la Moskitia, estima que hay de
seis a ocho millones de barriles en reservas de petróleo en la Moskitia.
4.
Nuestro grupo está indignado al ver que este es
el papel que nuestro gobierno juega y cómo nuestros impuestos están siendo
utilizados. Nos preguntamos qué hace nuestro país trayendo modelos de
contrainsurgencia a un país donde el respaldo estadounidense a acciones
cubiertas de contrainsurgencia ha causado tanto sufrimiento en el pasado.
5.
Lo que vimos en la Moskitia fue pobreza extrema
y una atmósfera de terror siendo generada en el área donde la población
indígena ahora está perdiendo el control de sus recursos, que son clave para el
desarrollo de su economía.
Ante lo que observamos
en nuestra visita y las preocupaciones provocadas, demandamos:
1.
Que el Congreso de los Estados Unidos investigue
y mantenga audiencias sobre el papel de los Estados Unidos en los eventos del
11 de Mayo del 2012 en la Moskitia.
2.
Que investigaciones serias e independientes
tomen lugar explorando el rol y responsabilidad de los agentes del gobierno de
los Estados Unidos en la masacre del 11 de Mayo en Ahuas, ya sean agentes de la
DEA, contratistas de seguridad privada bajo la dirección o contratados por
agencias del gobierno de los Estados Unidos u otras fuerzas de seguridad. Esta
investigación debe incluir la identificación de la responsabilidad criminal de
individuos específicos.
3.
Que los derechos y decisiones de las comunidades
indígenas y movimientos populares serán respetados en lugar de ser tratados
como traficantes de drogas e insurgentes, obviando completamente sus derechos humanos
fundamentales.
4.
Que el gobierno de los Estados Unidos se
pronuncie públicamente contra la presencia de individuos con involucramiento
ampliamente reconocido en el tráfico de drogas y escuadrones de la muerte
dentro del sistema de justicia de Honduras hoy en día.
5.
Que en vista de los abusos que documentamos, el
gobierno de Estados Unidos debe retirar todas sus fuerzas de seguridad
incluyendo la DEA y contratistas privados de Honduras, así como el cese de toda
la asistencia y entrenamiento militar y promoción de la re-militarización en
Centroamérica.
Tegucigalpa, Honduras
27 de Mayo del 2012
Judith Ancel, Kansas City, KS
Susan Cole,
Lafayette, LA
Mary Dean, Chicago, IL
Jean Grahame, Farmington, IL
Alice Kitchen, Kansas City, MO
Greg McCain, Chicago, IL
Maria Robinson,
¿??, CA
Irene
Rodriguez, Boulder, CO
Karen Spring, Toronto, ON
Melissa Stiehler, Kansas City, MO
John Walkey, Boston, MA