La reciente aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos reafirma la política militarista del gobierno de Barack Obama hacia América Latina, como el principal camino para resolver la crisis económica y el declive de la hegemonía global y regional. Ironías de la vida, el TLC impulsado por el conservador George W. Bush fue destrabado luego de cinco años por el Congreso, bajo el "progresista" Obama, mostrando que cuando se trata de los intereses imperiales y multinacionales no hay diferencias sustanciales entre los dos partidos estadunidenses.
El presidente Juan Manuel Santos declaró: "es el tratado más importante que hemos firmado en nuestra historia", aunque va a hundir la producción agropecuaria, como ya sucedió en todos los países que signaron esos acuerdos. Sin embargo, como señala el periodista colombiano Antonio Caballero en su columna titulada "El empalamiento" (Semana, 15/10/ 2011), el tratado es en realidad "un acta de sometimiento" que profundiza el papel de gendarme regional de Colombia. leer todo>>>