lunes 04 de junio de 2012

EL COMANDO SUR EN PERÚ




 INFORMACION OBTENIDA Y PROCESADA  POR  LA PROFESORA  ELSA  BRUZZONE Y  EL  CNL  (R)  JOSE  LUIS  GARCIA  DEL  CEMIDA

 La presencia militar de EE  UU  en Sudamérica genera inquietud y el rechazo de la mayoría de los miembros de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) que ven en ello una real amenaza  por lo que requieren mayor información y transparencia e insisten en obtener datos precisos sobre el despliegue militar estadounidense en la Región.
Ante ello EE  UU asegura que no busca aumentar la presencia de tropas y que su único interés se limita a apoyar la guerra contra el terrorismo y las drogas. Pero la UNASUR no está convencida de ello y vincula la existencia de enclaves militares norteamericanos en la zona con la estrategia global de dominación del gobierno de Washington para asegurar sus objetivos geoestratégicos con un mayor control de los recursos naturales (petróleo, gas, agua,  minerales  y biodiversidad). "No podemos permitir bases militares de EE  UU en nuestros territorios" sostuvo el Presidente de Bolivia Evo Morales en diciembre último, durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) al  expresar   que la Casa Blanca tiene la mira puesta en América Latina y el Caribe, especialmente en sus recursos naturales y en la  desestabilización  de   los gobiernos soberanos de la Región. La CELAC debe trabajar en conjunto "para construir nuevas doctrinas en las Fuerzas Armadas" agregó.  Creemos  que  huelgan  los  comentarios.
Los procesos de integración que no incluyen a EE UU: MERCOSUR, UNASUR, Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y CELAC, redundaron en la pérdida de la influencia política estadounidense  en Latinoamérica en los últimos años;  y al perder la iniciativa política y  económica  frente al empuje de China,  Rusia y   de otros países emergentes   el gobierno norteamericano  ha tenido una creciente necesidad de control militar territorial.
Como pruebas de la importancia que la Región, y específicamente Sudamérica  revisten hoy para Washington,   puede acotarse la asistencia de Barack Obama a la VI Cumbre de las Américas que  se  realizó  en   Colombia y la visita de la Secretaria de Estado  Hillary  Clinton a Brasil, ambas en abril último. A finales del  mismo  mes  el Secretario de Defensa estadounidense Leon  Panetta  realizó una cuestionada gira por el Subcontinente que lo llevó a Colombia,  Brasil,  Chile y  Perú.  La coordinación de esfuerzos para la cooperación en el tema de la seguridad y en la lucha contra el crimen trasnacional fueron  los  objetivos  del recorrido de Panetta por el área.  Durante el mismo   expresó claramente  que para los EE  UU esos esfuerzos se potenciarán con la presencia efectiva de sus bases militares en la Región.
De acuerdo con fuentes diversas, de las múltiples bases militares que tiene el gobierno estadounidense en el mundo, una buena parte de ellas se encuentra en América Latina y el Caribe disponiendo ya en Sudamérica de  emplazamientos militares en Colombia, Paraguay y Chile, aunque se aprecia que hay otros asentamientos en construcción e, incluso, algunos operando en forma clandestina,  como presuntos emplazamientos de ayuda a la población,  ya que Washington ha  dejado  de llamar  "bases militares" a muchas de esas instalaciones  y,  en un cambio de estrategia, las camufla con supuestas acciones humanitarias bajo los nombres de “Centro de Operaciones de Emergencias” u otros eufemismos para operar con el pretexto de la asistencia para catástrofes o eventuales necesidades.  De esta manera el COMANDO SUR de EE  UU   ingresa en los países sudamericanos sin necesidad del permiso que en otras circunstancias debería solicitar de sus Parlamentos.
La construcción de una de esas instalaciones en la provincia argentina del Chaco, con infraestructura donada por el Comando Sur, desató recientemente una intensa polémica tanto dentro como fuera del país (Ver nuestro artículo EL COMANDO SUR EN EL CHACO).  Esa instalación permitiría al  Comando Sur monitorear el área de la Triple Frontera, compartida por Argentina, Brasil y Paraguay, y evaluar las perspectivas de explotación de las reservas de agua dulce del sistema Acuífero Guaraní,  la  cuarta  reserva de  agua subterránea del  mundo  en  cuanto a  volumen;  pero  la  primera  en cuanto a  capacidad de recarga, y que  compartimos  argentinos, brasileños, paraguayos  y uruguayos,  así  como  cerrar el  cerco  sobre  la  Amazonia,  región sobre  la  cual  EE  UU  reclama  soberanía,  a  través  de  diversas  medidas,  desde  el  año  1817.
La apertura de otra base del mencionado Comando en CONCON,   Chile,  reactivó la alarma entre los gobiernos sudamericanos. (Ver nuestro artículo EL COMANDO SUR EN CHILE).   Según la versión oficial, la base,  con supuestos fines humanitarios,   "se especializará en el entrenamiento de soldados destinados a la formación de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas".  Sin embargo   esa instalación, que generó protestas de amplios sectores populares y organizaciones sociales, gremiales y de derechos humanos, esconde la implementación de los planes estadounidenses para controlar los recursos naturales y estratégicos del Cono Sur.
Un llamativo silencio mediático rodea estos hechos máxime, teniendo en cuenta,  que el Comando Sur,  que depende   del Departamento de Defensa de  EE  UU, no es precisamente una organización solidaria y menos benéfica.
En el   año  2009 la Casa Blanca firmó  secretamente con el gobierno de Colombia un Acuerdo que  le  garantizaba a sus tropas el  libre acceso a bases militares enclavadas en territorio colombiano.  La UNASUR  manifestó entonces su preocupación por  el pacto pues sus objetivos y potestades era   ambiguos al establecer que los dos  países   ”enfrentarían cualquier tipo de provocación, siempre que la perciban como tal”.  Venezuela y Ecuador denunciaron el Acuerdo como una potencial amenaza al balance estratégico de la Región  y  además el gobierno venezolano   lo consideró un peligro para su seguridad nacional.  En agosto  de 2010  la  Suprema  Corte de Justicia  colombiana decretó  que  el  Acuerdo debía  pasar por  el Congreso  y  tramitarse allí.   El nuevo  Presidente Juan  Manuel  Santos  decidió,  en  octubre del  mismo año,  no  enviarlo y  anunció  que quedaba  sin efecto.
Ahora el turno le ha llegado,   de manera manifiesta, al  PERÚ. He aquí  los hechos.
EL 7 noviembre  de  2011 una delegación del Comando Sur,   autoridades de Defensa Civil y representantes del Gobierno Regional de Piura inspeccionaron el terreno donde se proponía construir un Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER), con la finalidad de ”monitorear desde allí todas las emergencias de la región norte”,  cuya construcción sería financiada por el  mismo   COMANDO SUR.
El Director Regional de Defensa Civil  Carlos Balarezo Mesones informó que,  de aprobarse la propuesta, durante el año  2012  se licitaría  la primera etapa del proyecto que costaría cerca de 500.000  dólares, una vez que la Municipalidad de Piura culminara la transferencia de la propiedad al Gobierno Regional y se tuviera  listo el saneamiento físico y legal del terreno, que  cubre   dos  hectáreas y  está ubicado al lado derecho del trébol de la carretera Piura  -  Sullana.
El representante de la delegación del Comando Sur, Andrew Sonier, presente en el evento, descartó que se tratara  de una base militar norteamericana  y señaló que tenían otros proyectos similares en ciudades como Lambayeque, Chiclayo y Tumbes, que serán también financiados  por el Comando Sur a su turno.
Por su  parte  la  Alcaldesa de Piura,  Ruby  Rodríguez, señaló que el tema sería debatido en la próxima Sesión de Concejo, donde se decidiría si se otorgaba  la propiedad bajo la modalidad de cesión en uso, previo acuerdo con el gobierno central.
 La gestación de ese acontecimiento  se  inició  unos años  antes,  específicamente  en el mes de febrero de 2007 con la visita a Lima del entonces jefe del Comando Sur Almirante James Stavridis  quien  sostuvo  conversaciones de alto nivel con autoridades peruanas.   Stavridis  habría solicitado  la concesión de la base aérea de Piura, en el norteño Departamento del mismo  nombre, donde operaban los Su-25 de la Fuerza Aérea del Perú (FAP).  La idea era  poner la base para  uso exclusivo del Comando Sur, especialmente  para las  tareas   de monitoreo sobre  el Hemisferio Occidental, término  con  el  cual  el  gobierno  norteamericano  designa a  Nuestra América.  Desde el punto de vista del Comando Sur este  pedido   respondía a la necesidad de encontrar un lugar adecuado para poder reemplazar las instalaciones   de la base aérea,  naval y terrestre de Manta, en Ecuador,  cuya  concesión  vencía  en el año  2009  y  no  sería renovada  por decisión  del  nuevo gobierno  ecuatoriano.   Cabe  recordar  que  en el  año  2009  Manta  regresó  efectivamente  bajo  la  soberanía  ecuatoriana,  tal  como  el  Presidente  Rafael  Correa  le había prometido a  su  pueblo. 
Mientras se tramitaba el Acuerdo, integrantes  de  las fuerzas  armadas   norteamericanas  y  peruanas  llevaban  a  cabo  el  Ejercicio  “Halcón Cóndor” en la ciudad norteña de Chiclayo, con participación de las aeronaves estadounidenses F-16  y  B-1 y  de aviones   de la Fuerza Aérea Peruana.
El objetivo aparente peruano para firmar este Acuerdo fue  el  de   recuperar el   control territorial y poner operativas a las Fuerzas Armadas dándoles capacidad de “respuesta esencial”. Fuentes del sector Defensa, informaron que  con ese equipamiento militar, denominado Núcleo Básico Eficaz,  se llegaría  al incremento de: I) sistemas antitanques, II) de defensa aérea,  III)  de  recuperación de aviones de combate, IV)  de fuerzas especiales, V) crear el comando unificado, y VI) mejorar sistemas de comunicaciones. El objetivo estadounidense resulta obvio.
Como  hecho  complementario  se negociaría un nuevo TLC (Tratado de Libre Comercio) llamado “Acuerdo de Cooperación Transpacífico”,  que reviviría los objetivos del difunto ALCA,  resucitado el  24  de  septiembre  de  2008 con  el  pomposo  nombre  de  “Iniciativa de Caminos  hacia  la  Prosperidad”  y a la  cual adhirieron  los  países  que  integran  el  NAFTA,  el  CAFTA (salvo  Nicaragua),  Colombia,  Perú  y  Chile,  y  asisten  como  observadores  Brasil  y Trinidad Tobago.
 Finalmente viajó   a Washington el entonces Canciller Wagner,  acompañado  por  oficiales del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, quien  se  reunió  con el Secretario de Defensa Robert Gates  y  estableció  el  Acuerdo.  Este  hecho  afianzó  el objetivo real norteamericano.   Al parecer el gobierno peruano  no  había  aprendido   las  lecciones derivadas  de la triste experiencia ecuatoriana de Manta la  cual  produjo  pérdida de soberanía  e   incidentes como el hundimiento de embarcaciones ecuatorianas,  facilitó la intervención en el conflicto armado colombiano  y   acrecentó el problema producido por las “fumigaciones” colombianas en la frontera.
Todos los hechos analizados convergen en mostrar el interés inusitado por parte del Departamento de Defensa y el gobierno de EE  UU, a través del Grupo Consultivo de la Embajada en Lima, por  estrechar las relaciones con las Fuerzas Armadas Peruanas a fin de asociarlas a sus proyectos continentales. A éstas les costará hacer el cambio porque no se encuentran preparadas para asumir nuevos roles. Tampoco sería bueno que mezclaran funciones y misiones con los nuevos objetivos estratégicos norteamericanos.  Menos aún que se confunda la actual Guerra contra las Drogas que se libra en los Andes, con” la Guerra contra el Terrorismo”  que EE  UU libra en   Medio Oriente,  mezclada con los verdaderos objetivos permanentes de establecer rígidos controles sobre la frontera amazónica,  pródiga en recursos naturales estratégicos.   Pareciera que la triste experiencia colombiana  no ha sido suficiente.
 Como resultado del Acuerdo establecido, la  Comuna  de   Piura entregó  a los representantes del Comando Sur  la  documentación  y  el terreno de dos hectáreas para que realizaran los estudios de diseño y construcción  sobre el  mismo de   lo que será el nuevo ”Centro de Operaciones de Emergencia” (COER) para Piura.  Éstos  así  lo  hicieron    y  precisaron  que a mediados del año 2012 el diseño ya estaría listo y que  los  costos  de  construcción   ascenderían  a  500.000  dólares.  En  una  nueva  visita,   realizada  durante mayo  de 2012,  anunciaron   que a fines de junio o julio   el  diseño estaría  listo   y  que  el proceso de construcción adicional al mismo   se prolongaría  durante un año  dependiendo   de la disposición de las autoridades regionales y los servicios que se necesitaban.
Confirmando lo dicho  una información recibida desde Piura  el 16 mayo de 2012 expresa:
La construcción del flamante local del Centro de Operaciones de Emergencia Regional  –  COER - se iniciará este año, confirmó el Presidente del Gobierno Regional Piura, luego de recibir una nueva visita de los representantes del Comando Sur de los Estados Unidos, interesados en financiar esta infraestructura.  Este COER se construirá sobre un área de 10.000 metros cuadrados  que ha sido cedida por la Municipalidad de Piura, independizada e inscrita en la SUNARP, es decir está debidamente saneada. Se considera que de no haber mayores problemas y de acuerdo con los plazos establecidos por los responsables del financiamiento, los trabajos deben iniciarse en el último trimestre del presente año. Para ello el Gobierno Regional tendrá que efectuar trabajos previos y básicos como la construcción del cerco perimétrico y la dotación de los servicios de saneamiento y electricidad.”  
Este emplazamiento aprobado en PIURA se instala en un lugar estratégico,  pródigo en    recursos naturales especialmente (petróleo,  minerales) donde las corporaciones  transnacionales  realizan  estudios  de  exploración y explotación de  los mismos  y de  fuerte  conflictividad social. 
Todo esto complementa una operación previa encubierta de control territorial planificada y financiada por el COMANDO SUR   que se inició  en el año  2009 cuando Lambayeque y otras ciudades del nororiente inauguraron un moderno Centro de Operaciones de Emergencia (COER), que funciona en Chiclayo.   A modo de anécdota, la Presidenta del Gobierno Regional de Lambayeque Nery Saldarriaga recordó que la construcción de la moderna infraestructura fue posible gracias a que se contaba con la voluntad política y las condiciones administrativas que no hubo inicialmente en Piura, donde  el Comando Sur  tenía previsto ejecutar el proyecto.
Por  su  parte  el  Ministro Consejero de la Embajada  norteamericana  destacó que tanto en Lambayeque como en las ciudades del nororiente peruano más propensas a ser afectadas por fenómenos naturales,   ahora se podrían   coordinar mejor las labores de prevención y atender con prontitud las emergencias naturales y las causadas por errores humanos.  Anunció además  que se construirían nuevos  Centros de Operaciones de Emergencia en otros puntos críticos del país,   entre ellos San Martín, Junín, Ucayali, Tacna y Tumbes.   Casi un calco del actual despliegue del control territorial  establecido   por  EE  UU en   Colombia  a través de su sistema de bases militares.
Podemos  concluir expresando  que   el  COMANDO SUR  considera cumplido su rol de VIRREY DE LA REGION, reforzado   además con un ALCA  (hoy TLC)  revivido.  Todos los objetivos del Sistema Interamericano  de Defensa (SIAD)  se han cumplido.    Un nuevo “triunfo” de la política militarista de EE  UU en Sudamérica y una derrota parcial del sufrido pueblo hermano peruano que seguramente expresará en las calles su rechazo a esta afrenta a su soberanía,  como lo hace actualmente el pueblo chileno ante intentos imperiales de la misma catadura y como lo sigue haciendo el pueblo argentino que ha logrado desbaratar la emboscada imperialista.  Hoy  más  que  nunca  están vigentes  las  palabras   ¡AMERICA UNIDA JAMÁS SERÁ VENCIDA!